lunes, 14 de julio de 2014

¡Los fotógrafos nos asistan!

Actualmente, y encuadrado en un marco mundial, la revolución de los smartphones ha propiciado la aparición de numerosas apps que, adaptadas a la tecnología Android, pretenden facilitarnos, aún mas si cabe, la vida y las relaciones que la rigen.
De entre todas éstas, las que con mayor popularidad cuentan y que, por tanto, mas proliferan son las abanderadas de los dos criterios que hoy día vertebran lo que yo llamo "felicidad social", es decir, la felicidad que la popularidad y el éxito social,  retroalimentados por las redes sociales, proporcionan: la imagen y la apariencia. Éstas, aunque símiles, albergan distintas acepciones y connotaciones; y, su protagónico papel no es casual, sino el resultado de una sociedad más interesada en embellecer su figura que engrandecer su cultura.


Asimismo, encontramos Instagram
herramienta que ha convertido, gracias a sus "mágicos" filtros, a gente común y sin acreditación profesional alguna- para la fotografía- en verdaderas estrellas de las cámaras y/o del modelaje. Además, junto con la app que mencionamos a continuación, ha dado lugar a diversos términos de origen anglosajón como swag, hipster...




Tumblr, aplicación que, basada en una muestra de fotos erigida a la categoría de mundial, se apoya en términos tan recientes como los mencionados anteriormente; y, dónde los usuarios suben fotos en que el excentricismo y el alternativismo, así como cierta apología al sadomasoquismo y violencia, resultan credenciales de lo que "es moderno"- guay. 





Flickr, app en que aficionados y profesionales de la fotografía comparten fotos de tan diversa índole como la catedral de Reims, en Francia o, imágenes de sus viajes y excursiones. Eso sí, dotadas de espontaneidad y profesionalidad a partes iguales.



En definitiva, en la denominada "era de Internet" las redes sociales son un gran reclamo tanto para el que quiere promocionar su obra como para aquel que pretende denigrar el trabajo de otro. Es, sin lugar a dudas, una época en que los talentos se muestran en el gran escaparate que fomentan las nuevas tecnologías, convirtiendo en fenómenos virales verdaderas cotidianidades.

Tópica utopía universitaria

El tema que hoy nos trae aquí no es otro sino los tópicos a qué todos nos enfrentamos en relación con la vida del universitario, así como también, la difícil experiencia que resulta ser, para el grueso de los jóvenes, escoger una carrera universitaria, tras conseguir el título de "Apto" en el selectivo.

En efecto, la Selectividad es el último puente que debemos pasar los jóvenes españoles para poder acceder a la Universidad. Ésta es, además, concebida como el ''peaje'' hacia la libertad, una vida que de pronto es nuestra y de nadie mas, en la cual los mandatos y las frases imperativas quedarán desterradas para nunca jamás volver y en que, de pronto, nos hemos convertido en verdaderos adultos, sin restricción ni duda alguna... Pues bien, nada mas lejos de la realidad, toda la retahíla de ideas preconcebidas que alberguemos acerca de esta cuestión no hace más que distar de la realidad.

En primer lugar, siempre hemos poseído y poseeremos la libertad de actuar y hacer aquello que deseemos- dentro de las restricciones a qué ésta sociedad y nuestra propia circunstancia nos limita-. Así pues, decidimos, salvo en algunas excepciones, aquello que queremos hacer, sin encontrarnos subyugados a la voluntad de terceros.
Por otro lado, el hecho de independizarse del hogar familiar no resulta ser estrictamente una condición ventajosa, puesto que es sabido que trae consigo numerosas responsabilidades que, inclusive, llegan a sobrepasar lo conveniente que de la misma pueda derivar. En este sentido y como ejemplo de lo irónico de tal idea, el estudiante termina ejerciendo todo  de cuanto se quejaba (limpiar, organizar...). Y, asimismo, nos convertimos nosotros en nuestros propios instigadores. 

En cuanto a la forzada morfogénesis de que los adolescentes independizados son protagonistas, no queda sino apuntar que tal hecho no acontece así: la madurez y, por consiguiente, la adultez no vienen dadas por la edad, sino que, en su mayoría, se encuentran circunscritas a la experiencia del individuo, que regirá sus actuaciones, siendo éstas el reflejo de tal estado. Ello, enlazando con la responsabilidad que supone el escoger la carrera universitaria que determinará nuestro futuro profesional, acaba resultando mordaz en su intento, dado que ninguno de nosotros sabe qué nos deparará el destino.
A todos esto, es necesario reformular la pregunta de: ¿Qué te ves haciendo dentro de diez años?, puesto que, tal vez, tras el mencionado límite de tiempo la respuesta sea distinta. Por tanto, nuestro guía debe ser la razón, unido a nuestro amor, que se configura en torno a nuestros gustos y aficiones.